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viernes, 7 de noviembre de 2014

Quemaduras con ácido. Mal envío de muestras.

Por: Bernardo Mejía Arango.  M.V.Z.  M.Sc.
Fotografías e imágenes: Bernardo Mejía Arango, M.V.Z.  M.Sc. Protegidas por derechos de autor. Su
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Créditos: necropsias: Bernardo Mejía Arango, M.V.Z.  M.Sc.; Luis Buitrago M., M.V.Z.; Juan Alvear A., M.V.Z.

Este es un artículo cargado de imágenes. En realidad hay mucho que reflexionar pero poca revisión y poco qué decir, las imágenes lo dicen todo.

Desconozco  si en otros países es permitido enviar aves vivas a los laboratorios de diagnóstico aviar. Sé que en Colombia actualmente no hay regulaciones al respecto por parte de la autoridad sanitaria, el Instituto Colombiano Agropecuario ICA; a la fecha hice la consulta y la respuesta es la que acabo de mencionar.

Bien sea que se envíen aves vivas,  sangre, hisopados, tejidos en formaldehido u otra clase de muestras, con frecuencia se cometen errores, los que pueden ser producto del desconocimiento, de la omisión o simplemente por el hecho de que el trabajo se le confía a otras personas. El caso que voy a presentar es uno de esos.

Imagen No 1.  Estos pollos de 27 días de edad son dos de las tres aves afectadas a que hace relación este artículo. Muchos pueden pensar que el caso que presento no tiene importancia debido a que no es parte de la casuística diaria en la patología aviar. Lo presento porque hace parte de una serie de fallas que se registran en el envío de muestras  al laboratorio de diagnóstico, bien sea animales, fluidos orgánicos, tejidos y otro tipo de muestras. Lo interesante del caso es que ni siquiera el Médico Veterinario remitente se dio cuenta en que  consistió la falla como lo demuestro en las imágenes 8 y 9.

Seis  pollos de engorde de 27 días de edad fueron enviados al laboratorio de diagnóstico para examen de necropsia y pruebas complementarias. En la historia o protocolo de envío de muestras se reporta que hay 86.700 aves en el predio de las cuales 2.770 enfermaron con los siguientes síntomas: síndrome de cabeza hinchada, secreción nasal y ruidos respiratorios. A la fecha de envío de las aves al laboratorio habían muerto 2.570 y específicamente en los últimos tres días, murieron 207 aves. No se había suministrado ningún tratamiento. En el protocolo de envío se solicitó que se hiciera necropsia, cultivo y antibiograma. Las aves había recibido las siguientes vacunaciones:
  • Al día de edad: vacuna contra Newcastle, recombinante en herpes, subcutánea.
  • Al día de edad: vacuna a virus vivo contra la enfermedad de Gumboro, vía subcutánea.
  • Al día de edad: vacuna contra Newcastle (No indica el tipo de vacuna) por aspersión.
  • Al sexto día de edad: vacuna contra bronquitis infecciosa cepa M-48 por aspersión.
  • Vacuna contra el virus de la enfermedad de Gumboro cepa D-78 por aspersión.
Las seis aves fueron enviadas en dos  cajas de cartón, de las cuales fueron extraídas y se colocaron en el piso de la sala de necropsias. Inicialmente no se prestó atención a la "humedad" que se observó en el piso de una de las cajas  por cuanto en condiciones normales, durante el transporte de las aves la humedad del contenido de la materia fecal generalmente humedece el cartón de las cajas en las que son enviadas. A las cajas se les había abierto "huecos" para permitir la respiración de las aves durante el transporte.

Imagen No. 2.  Estas son las dos cajas de cartón en las cuales llegaron los seis pollos de engorde para diagnóstico de necropsia y pruebas complementarias. La fotografía de la derecha muestra el fondo de la caja impregnada con desinfectante cuyos componentes, entre otros, son ácido fosfórico y ácido glicólico (de acuerdo con los rótulos en el exterior de cada una de ellas), altamente corrosivos según se presenta  en las fotografías de las aves afectadas.
Voy a dejar de lado el problema inicial  por el cual el Médico Veterinario remitente envió las aves al laboratorio de diagnóstico ante la situación que se generó durante el envío y que es  el objetivo de este artículo.

Llamó la atención que tres de  las aves estaban postradas aún dentro de la caja en la que fueron transportadas y  se resistían a estar paradas, razón por la cual se examinaron tanto en sus extremidades como en  sus áreas ventrales.

Imagen No. 3.  Este es uno de los pollos afectados; debo resaltar que  todas las aves llegaron vivas al laboratorio; y de acuerdo con lo que manifiesta el Médico Veterinario remitente (Imagen 9), no pasaron menos de cuatro horas entre la granja y el laboratorio; durante este tiempo evolucionó la quemadura de los tejidos hasta llegar al aspecto que tiene este pollo. El  ácido "carcomió" todo el estrato córneo y afectó los tejidos blandos de gran parte de la superficie de las extremidades; esto explica porqué los pollos se resistían a permanecer parados.

Imagen No. 4.  De acuerdo con lo que se observa en la fotografía de uno de los pollos afectados, el producto a base de ácidos y otros componentes con los cuales estaba impregnado el cartón de las cajas en las cuales fueron remitidas las aves al laboratorio, afectó la región palpebral; esto podría haber sido por contacto directo  o por vapores.
Se encontraron quemaduras las cuales se consideraron de segundo y tercer grado. Inmediatamente se revisaron las cajas en las cuales fueron enviadas las aves. Observando con detenimiento, además del aspecto semejante al de la humedad por materia fecal,  en una de las cajas (En la cual estaban las aves afectadas) el cartón estaba corroído y se comenzó a asociar el aspecto de las extremidades y de la piel de la región ventral toracoabdominal, con la presencia de material corrosivo en las cajas

Imagen No. 5.  Las dos fotografías corresponden a la  porción ventral de una de las extremidades pélvicas. Debo aclarar que las aves llegaron vivas; obsérvese en la fotografía de la derecha, que al incidir la  piel, el tejido conectivo subdérmico se encuentra en fase de lisis en el animal vivo, por causa de la quemadura. Cuando se revisa la literatura sobre quemaduras  con ácidos, se menciona que el proceso es muy doloroso porque se exponen las terminaciones nerviosas responsables del dolor.

Al examinar la información contenida en la parte externa de las cajas, se observó que estas eran destinadas al empaque de un desinfectante que contenía los siguientes ingredientes:
  • Ácido fosfórico
  • Nonilfenoxipolietoxietanol
  • Un agente espumante
  • Ácido glicólico
Imagen No. 6. Cuando se observaron las lesiónes en las aves, y luego el deterioro del cartón del fondo de una de las cajas, fuimos a mirar a qué compuesto probablemente correspondía el líquido con el cual estaba impregnado el cartón y que se considera fue el causante de las lesiones. Se concluyó que se utilizó una caja en la que viene empacado el desinfectante a base de ácidos, que este se había regado y que los pollos entraron en contacto con el material desinfectante.

Imagen No. 7  Los productos químicos vienen con advertencias en  rotulaciones especiales en las cuales se advierte el peligro. El uso indiscriminado de estos recipientes puede  ocasionar accidentes como el que se presenta en este artículo.

Debo aclarar que he eliminado de las fotografías, tanto la marca comercial como la casa productora debido a que considero que ni el  producto  comercial ni la casa productora están involucradas o son responsables de la presentación del caso de quemaduras que estoy reportando en este artículo.

Para saber si el Médico Veterinario remitente estaba enterado del problema, le envié un mensaje por correo electrónico con unas imágenes de  las  aves lesionadas:

Imagen No. 8  Cuando se recibieron las aves remitidas para ser evaluadas en el laboratorio y al observar el daño, quise saber si el Médico Veterinario remitente estaba enterado y le envié este mensaje con estas imágenes. Por  motivos de confidencialidad se ocultan los nombres.

Y su respuesta fue la siguiente:

Imagen No. 9 La respuesta  recibida en una mensaje por correo electrónico me dio a entender que el Médico Veterinario remitente no estaba enterado de los sucedido.

Se deduce que la caja húmeda estaba impregnada con el desinfectante a base de ácidos y que dicha caja se utilizó para  enviar las aves al laboratorio sin la revisión previa y adecuada de la misma.

Se deduce que el ácido con el cual estaba impregnado el cartón de la caja, entró en contacto con la piel de las aves y produjo las quemaduras.

Imagen No. 10.  Se observan las lesiones en las pociones ventrales de las áreas articulares de las extremidades pélvicas. Hay destrucción total de la capa córnea y exposición de  tejido conectivo de la dermis.

Imagen No. 11 Al retirar la piel que recubre la pechuga, se observa el grado del daño y la extensión, la piel está "quemada" en todos sus estratos.

Imagen No.12. Otra panorámica en detalle de los tejidos blandos subdérmicos los cuales se encuentran en estado de "lisis" in vivo o "licuefacción" in vivo; debo recordar que las aves llegaron vivas al laboratorio de diagnóstico.

Después de ver este material fotográfico tan impactante, les remito al siguiente enlace donde se puede encontrar información sobre  quemaduras.
http://es.wikipedia.org/wiki/Quemadura